Buscando en internet encontré un anuncio que me llamó la atención y no por lo que estaba escrito en el. No perdia nada en probar así que procedí a marcar.
El teléfono me mandaba al buzón a pesar de que ya eran las diez de la mañana, hora en la cual supuestamente empezaba a trabajar.
Tras varios intentos por fin entró la llamada.
—Bueno —contestó una chica.
—Hola que tal hablo por lo de tu anuncio en internet —le pregunté.
—El costo del servicio va desde los $300, incluye un rico cachondeo, besitos caricias, tu motivación oral con protección, las posiciones que tu quieras en aproximadamente 30 minutos.
—Ademas —agrego ella— si quieres sexo anal tiene un costo adicional, o tambien cuento con una amiga con la que podemos hacer un trio.
—Te repito, el servicio va desde los $300 o hasta los $800, dependiendo de que es lo que quieras mi amor, si te animas estoy muy cerca de la avenida 30—30, cuando estés en el mexibus UPE me regalas una llamada y salgo por ti.
—Ok —le conteste—, cuando este por aya te regalo otra llamada.
Comencé el viaje hacia Ecatepec, acercándome a las referencias que me había dado.
Al llegar a donde me dijo le volví a marcar.
—Hola, ya estoy en la UPE —le mencione—, hacia donde camino.
—Camina derecho hasta llegar a una base de taxis —respondió ella—, ahí vas a dar vuelta a la izquierda y vas a caminar derecho hasta un portón verde, ¿Comó vienes vestido mi amor?.
Le di las caracteristicas de mi vestimenta mientras seguía caminando.
Seguí sus instrucciones sin colgar el teléfono puesto que le iba informando cada que pasaba uno de los puntos mencionados.
—Ya llegué al portón verde —le mencione.
—Si ya te vi —contestó ella— atraviesa la calle, y sube por las primeras escaleras que veas.
Al entrar a su habitación ambas chicas se presentaron, una dijo llamarse Susana y la otra Tania.
Físicamente ambas son chaparritas y un poco llenitas puesto que se les notan las llantitas, Tania es güerita, piel morena clara, tetas pequeñas y buenas nalgas. Por su parte Susana tiene el cabello negro, su piel es un ¡poquito! más oscura pero sus tetas son un poco más grandes que las de Tania, obviamente ambas no son modelos pero si son muy simpáticas, un poco bonitas pero su buena actitud compensaba lo anterior.
—¿Qué servicio vas a querer amor? —me preguntaron.
—Quisiera pasar con las dos —les conteste.
—Muy bien por las dos serian $550 30 minutos —mencionaron.
Acepte lo mencionado y procedí a entregarles dicha cantidad, por lo que pasamos a la habitación donde se encontraba la cama.
Ambas se acercaron a mi y comenzaron a acariciarme, yo respondí de la misma manera. La temperatura empezaba a subir y las caricias iniciaban a escabullirse entre la ropa, ellas metiendo su mano y tomando mi verga la cual ya estaba dura. Poco a poco empecé a quitarles las ropa, mientras desnudaba a Tania Susana seguia acariciandome al mismo tiempo que me quitaba un poco de ropa, después di media vuelta para desnudar y acariciar a Susana por lo que Tania termino de quitarme la poca ropa que me quedaba.
Muy despacio pasamos a la cama, las caricias ya eran acompañadas por besos debido a que las dos ya estaban muy excitadas.
Tania me coloco el condon y procedió a mamar mi verga mientras Susana y yo nos besabamos y acariciabamos en el centro de la cama.
—Acuestate boca arriba —le dije a Tania—, ya quiero metertela.
Ella se acosto como le dije y además abrió ligeramente sus piernas para que la penetrara. Me acerque a ella, levante sus piernas colocandolas en mis hombros y en seguida le meti mi verga. Comencé despacio realizando pequeños movimientos dentro de ella, mi verga entraba y salía suavemente de su vagina. Al mismo tiempo Susana y yo seguiamos con los besos y las caricias.
Después de un momento cambiamos de posición, gire sus piernas que estaban en mis hombros para que ella quedara acostada de lado; como de cucharita, solo que yo permanecí como estaba, así que los movimientos de cadera continuaban; mientras que dedeaba toda la vagina de Susana a la par que seguiamos con los besos y el cachondeo.
—Te pones de perrito —le dije a Tania.
—¡ah ah…! —gemía Tania mientras me contestaba que si.
—¡Claro que si amor! —agregó ella— lo que tu quieras, ¡ah…! .
Rápidamente la penetre aumentando la intensidad de las embestidas, se podía oír el sonido que producían mis embestidas en sus nalgas.
—¡ah…! —seguía gimiendo Tania.
Por su parte Susana se puso de pie enfrente de mí, abriendo las piernas para que Tania quedará entre ellas, tomó mi cabeza y la acercó a sus tetas. Yo sin dudarlo un segundo empece a mamarle sus tetas, mordía suavemente sus pezones y los succionaba. Tania se movía en la posición de perrito para aumentar la intensidad de las embestidas que le estaba dando.
—¡Que rico! —le dije a Tania—, se siente muy rico, me gusta como te mueves.
—¡ah, ah…! —te gusta— respondió ella mientras gemía.
Le dije a Susana que se pasara a mi lado, mientras que a Tania le indique que se levantara. Ella hizo lo indicado sin que saliera mi verga de su vagina, quedando pegada su espalda a mi pecho, el sonido de sus nalgas rebotando en mi pelvis continuaba al mismo tiempo que era acompañado por sus gemidos.
Mi verga comenzó a estremecerse e inmediatamente el semen empezó a salir, no podía creer lo rico que me estaba viniendo. Al cabo de unos segundos los espasmos se detuvieron.
—¿Te gustó? —me preguntaron.
—Si, estubo muy rico —les conteste.
—¿No quisiste penetrar a mi amiga? —pregunto Tania.
—No importa —le respondí—, ya sera para la próxima ocasión.
Nos limpiamos y platicamos un poco en lo que nos enfriabamos, Susana me dijo que antes daba servicio en Tultepec y Tania me conto que ella antes daba servicio en una casa muy cerca de La Costeña Ecatepec y por lo que ambas me dijeron, esa casa de La Costeña es muy conocida. Además me platicaron que se conocieron en una casa de citas que estaba ubicada en la esquina de la Lopez Portillo y la 30—30.
Después procedimos a vestirnos, me acompañaron a la puerta y me despidieron. Salí de su habitación muy satisfecho y con un buen sabor de boca (por el costo beneficio) para después perderme entre las personas que caminaban afuera listo para emprender el viaje de regreso.